Conocer de cerca al cimex lectularius o chinche de cama, tiene elementos muy caros: 

Conocer de cerca al cimex lectularius o chinche de cama, tiene elementos muy caros:

*Incertidumbre, 

*insomnio, 

*dolor, 

*miedo, 

*ronchas, 

*vergüenza y 

*asco, que escalan después al terror, crisis porque nadie duerme bien, porque hay que ir en la madrugada a urgencias por los accesos incontrolables de comezón y alergias, en niños y en adultos hipersensibles, infecciones en la piel porque el rascado rompe la piel y queda expuesta a contaminación

Y todo sin conocer todavía al enemigo.

 Al inicio, no hay zumbidos, no hay huellas, no se ven insectos, sólo las ronchas en grupos de tres y una terrible comezón y ardor que duran hasta una semana. 

No se ve al enemigo, porque es milimétrico y además, transparente. 

No hay nada que acabe con ellas si no sabes qué es.

 Todo fracasa y pronto se vuelve incontrolable.

 Hasta que llegamos al conocimiento de que las chinches de cama tienen una debilidad: tienen qué comer para reproducirse y si no comen, se mueren y al dejar de reproducirse, se acaban. 

Al menos en tu hogar, no tendrán cómo subsistir. 

Y ya que el conocimiento es poder, nunca más permitirás que las chinches invadan tu hogar y lastimen a tu familia. Sin embargo, si no actuamos a tiempo, en los primeros 2 estadíos de crecimiento de las chinches, pronto se volverá una plaga de comunidad, ya que las chinches viajan en la ropa, bolsos y maletas de las personas.

 Cuando vas a misa, a visitar a una amiga, vendes productos en cajas de cartón, no hay forma en que detectes el grave problema comunitario que viene.

¡Pero hay solución si actuamos todos y nos capacitamos!  

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